lunes, 19 de enero de 2015

De paseo sonoro por la ribera del Ter en Manlleu

Sábado 22 de noviembre de 2014.
Un día en el que se presentaban muchas actividades interesantes que realizar. Pero una salida acústica (o Listening Tour) convocado por Byron Abadia y Pedro Montesinos no tiene igual; y menos, si la salida es a Manlleu, con la posibilidad de airear no sólo el sentido del oído, sino también los otros, de las distintas contaminaciones extremas urbanas de Barcelona.
Para ello me levanto temprano y, luego de prepararme, me encamino a Sants Estació, donde cogeré el tren. Y puesto que no siempre tendré disponible la grabadora en un lugar así, con la atronadora atmósfera de sonidos ferroviarios y humanos de un lugar tan apto para la gran potencia de los efectos acústicos típicos de los grandes espacios cerrados (o semi-cerrados), decidí probar la primera grabación del día, durante los 20 minutos previos a que llegara el tren para Manlleu.
Llegada a Manlleu. Veo que en la otra punta del tren se baja Pedro. Pronto reconozco también a Byron. Buenas nuevas: hay dos nuevos compañeros -respecto al WLDB14- de caminata acústica, Quim y Gerard Llop. Y también vendrá Marc. Cabe notar que se echa en falta la presencia femenina -este campo tampoco es, ni mucho menos, cosa de hombres, teniendo en cuenta por ejemplo que una de las figuras que inició el movimiento es la maestra Hildegard Westerkamp, y otra de las grandes del campo es Pauline Oliveros-, más todavía sabiendo lo que nos podría aportar alguien cercana como Eloisa Matheu. Tiempo hay para ir creciendo y difundiendo, pero sea sin despistarnos.

Una vez preparados tras una charla previa, damos los primeros pasos y nos sumergimos en un ambiente sonoro en el que por un lado emerge con fuerza el ruído generado por la industria próxima, pero por otro, si nos acercamos podemos percibir la música acuática de los arroyos que fluyen entorno al camino que recorremos.
También se van dando ideas de posibles grabaciones que en esta ocasión la falta de tiempo no permitirá. Llegamos a un gran parque verde al lado del río, al fondo del cual hay unas rampas con un skater haciendo los saltos y acrobacias habituales, con lo que domina el ambiente sonoro del lugar. Divididos según nuestros intereses, yo me centro en hacer una grabación de este ambiente desde una cierta distancia, donde podría considerarse el centro del parque.
Un poco después hay un circuito para coches teledirigidos, que generan un ruído más peculiar de lo que podría parecer "a primera escucha".
Una vez nos reunimos todos de nuevo, continuamos avanzando por el camino lateral al río Ter, a la vez que comentamos los distintos sonidos percibidos, como el ruído blanco del agua que baja con fuerza e irregular en distintos puntos del río o los sonidos producidos por los distintos tipos de aves entorno al mismo.

A lo largo de esta primera parte del recorrido también se puede oír el continuo paso de una avioneta sobre nosotros.
Nos paramos en la orilla del río; probamos las grabadoras y micrófonos. Yo grabo con el hidrófono de Byron. Escuchamos; comentamos las pruebas y resultados y continuamos la caminata, disfrutando de la compañía, del agradable día y de la enriquecedora experiencia.
Tras alejarnos momentáneamente del río para poder avanzar por la carretera, regresamos justo al final del primer giro a su derecha, donde encontramos un lugar óptimo para escuchar con gran nitidez los sonidos  de la naturaleza. Allí me detengo a grabar durante un rato. La alta fidelidad del paisaje sonoro en ese punto tiene como efecto secundario que se oiga demasiado en las grabaciones la manipulación de la grabadora así como su ruído interno. Después de varios intentos y de grabar el goteo en el interior de una construcción que había en ese lugar, me pongo en marcha para alcanzar de nuevo al resto del grupo.
Seguimos avanzando por la ribera del Ter hasta que llegamos a una orilla ideal para grabar el sonido del agua, tanto desde su exterior, como con hidrófonos. Acerco la grabadora al agua y permito que registre el sonido durante un rato. Allí se instala también Marc con su micrófono.
Luego continúo el camino hasta unirme de nuevo al resto del grupo. Llegamos a un punto en el que parece que no se puede continuar. Además se hace tarde. Damos media vuelta. Vuelvo a grabar en el mismo lugar donde paré por última vez -en una esquina donde el agua transcurre entre pequeñas rocas con las que tropieza-, pero en esta ocasión con el hidrófono de Byron (además del agua, hay algo de ruído, pero se capta la idea del sonido en el punto seleccionado).
Después de un rato parados continuamos el regreso. Hacemos una nueva pequeña pausa para escuchar -y en algunos casos grabar- unos impresionantes mugidos de vacas y las campanas que llevan, situadas al otro lado del río. No nos detenemos mucho rato porque hay un amago de lluvia. Emprendemos definitivamente la marcha. Todavía hemos de comer, y Pedro y yo hemos de coger el tren.
Entre tanto, comentarios sobre la experiencia de este día y sobre el futuro. Nuevas ideas y propuestas, acerca de lugares, grabaciones y organización -quién sabe si estos encuentros no son el embrión de una futura sociedad catalana para la ecología acústica-. Y hasta la próxima, uno se queda con buenas expectativas e interés y mejor escucha.

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