lunes, 23 de febrero de 2015

Paseo acústico en Vallvidrera

El sábado 14 de febrero quedamos para el tercer paseo acústico tras el World Listening Day y el paseo por la ribera del Ter entre Manlleu y Roda de Ter. Es el correspondiente al invierno, cuando el frío más duro de las semanas atrás ya ha pasado.
A las 9 de la mañana nos encontramos en la entrada a los Ferrocarrils de la Generalitat en Pl. Catalunya Pedro y yo. Me informa que Byron y Marc no pueden venir por trabajos de última hora. Después de esperar un rato por si se incorporaba alguien a última hora, mientras oíamos de fondo un grupo de caminantes que parecía dirigirse al mismo destino y demás sonidos propios del lugar, cogemos el tren hasta Baixador de Vallvidrera, donde volvemos a esperar hasta las 10, de nuevo por si se presentaba alguna de las personas que había mostrado interés. Parece ser que tendremos que hacer salidas más frecuentemente y variar algo más el día de la semana. Incluso, yo propongo hacer una muy matinal o nocturna para el verano, inspirado por este vídeo

Solos y preparados nos ponemos en marcha siguiendo la guía que llevaba Pedro y algunas de las señalizaciones que había por el lugar. Por el Camí del Pantà llegamos al Camí del Cama Sec, donde tras confirmarnos una vecina del lugar que seguíamos la ruta correcta Pedro encuentra un lugar en el que instalar su micrófono durante un rato, en la salida de una antigua mina. En mi caso, decido buscar en los alrededores, situándome primero en un lado del camino y después en el otro, en ambos casos en posiciones elevadas, procurando captar un espacio sonoro amplio. Aquí podremos escuchar los distintos paseantes del lugar, las bicicletas que llevaban algunos, las aves cercanas y algunos motores, pertenecientes a motosierras, diferentes vehículos e incluso un avión.
Tras un rato grabando continuamos el recorrido, escuchando y observando las aves y caminantes que nos encontramos por el camino. Mientras avanzamos, también comentamos las condiciones de escucha y grabación y cómo poder hacer para captar mejor los distintos ambientes sonoros. Descartamos parar en el pantano por ahora, pues ya hay un grupo de gente en torno a él que nos dificultaría hacer una escucha atenta en condiciones. Subimos por un pequeño camino entre los árboles hasta llegar a una explanada desde donde se puede escuchar un característico y potente canto de un ave situada en los alrededores. Nos instalamos dispuestos a registrar este canto inmerso en el entorno sonoro del lugar, similar al anterior por algunas voces de caminantes y algunos motores lejanos, además de las aves.
Después reemprendemos la marcha por los caminos de la zona, primetro por el Carrer de Can Llevallol que nos lleva más tarde al Camí del Pebràs. En sus cercanías buscamos espacios sonoros que aporten algo nuevo más allá del ambiente típico del rural que nos encontramos hasta el momento. Al final, tras salirnos de las vías principales, caminando por el monte, aprovechamos las hojas caídas de los árboles para grabar nuestros pasos. Entonces encontramos un lugar desde donde podemos oír el paso del tren, y unas personas trabajando, con las principales sonoridades de los golpes de un martillo que suena todo el rato y de diferentes sierras, además de una campana, algo de tráfico lejano y las omnipresentes aves -a pesar de que se hacen cada vez menos presentes conforme la mañana va pasando, como notamos posteriormente durante la conversación-.
También discurriremos acerca de que buena parte del último paisaje sonoro captado tiene un alto grado de atemporalidad, pudiendo haber sido producido siglos atrás. Ello, habiento comentado antes que aislarse completamente de los sonidos posteriores a la revolución industrial (también una revolución sonora, como se desprende de la división en partes del libro de Murray Schafer) -en este caso tráfico lejano, trenes y motosierras- es de una gran dificultad, especialmente en un entorno tan cercano a Barcelona. Decidimos regresar para probar lugares en los que no nos hemos parado o nuevas escuchas. Por ejemplo, decidimos poner nuestras grabadoras en una curva, la mía en el lado interior, la de Pedro en el exterior, para recoger la doble perspectiva sonora del paso de las bicicletas por el punto. Como "observadores sonoros", formamos parte del espacio y por tanto generamos interferencias, lo que se traduce en los comentarios expresados por algunos de los protagonistas de esta y de otras grabaciones.
Mientras caminamos, además de comentar las grabaciones, escuchas y sonidos, también hablamos de posibles proyectos y de qué hacer con los sonidos. Pedro me aporta su experiencia sobre el paisaje sonoro para mis ideas locas que habrán de salir del subsuelo urbano de Barcelona. En general, nos planteamos que también se puedan organizar talleres de creación musical aparte de las salidas, en los que se intente aprovechar las grabaciones para crear alguna obra sonora.
Finalmente, al paso por el pantano invadido por una muchedumbre de críos, Pedro hace una de sus últimas grabaciones, mientras yo intento usar el hidrófono; pero en el pantano sólo se movían unos patos lejanos que no se acercaban lo suficiente, de manera que sólo se oía silencio. Luego nos tropezaremos con un jabalí del que se desprenderá otra grabación fallida. Los otros paseantes siguen curioseando; preguntan por los micrófonos y grabadoras. Cogemos el tren de regreso. Próxima salida: primavera 2015. Con ella completamos el ciclo. La siguiente es previsible que vuelva a ser el World Listening Day (18 de julio). Esperamos estar, con buena acústica y sintonía.

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